- Por: Kris Wraight
- Bethlehem, Pennsylvania, EEUU.
- 22 de octubre de 2017
Buenas tardes colegas graduandos, profesores, expertos en el campo, familia, mis asombrosos padres que vinieron desde Oregon, mi hermano diabólico que me sorprendió volando hasta aquí anoche, mis dedicados suegros, mi hermosísima y paciente esposa y mi valerosa hija Eliza.
Estoy tan feliz de estar con todos ustedes, hoy en este día de nuestra graduación de la Maestría en Prácticas Restaurativas del Instituto Internacional de Prácticas Restaurativas y… ¡hoy cumplo 37 años!
Pero entonces, ¿qué son las Prácticas Restaurativas? ¿Qué hemos estado haciendo en estos pasados meses y años? ¿Qué nos ha sacado de nuestras familias y enterrado nuestras cabezas en libros e investigaciones? Con este título viene una lucha compartida de intentar explicar a los demás qué son exactamente las Prácticas Restaurativas. Y por cada una de las familias que están aquí, estoy segura de que también se han dado conversaciones para intentar entender ésto una que otra vez.
- Restaurar algo es repararlo o arreglarlo, y ese algo, cuando de Prácticas Restaurativas se trata, son las relaciones humanas.
- Las Prácticas Restaurativas son un conjunto de teorías y herramientas que asisten a las personas en la creación de relaciones saludables entre sí. Así que, en cierto nivel, podrían llamarnos “arregla relaciones”. Pero como todos sabemos, aunque sí es posible arreglar algo que se rompió, prevenir que se rompa desde el inicio es un abordaje mucho más inteligente. Así que, adicionalmente de ser “arregla relaciones” somos principalmente “sembradores / cultivadores / constructores de relaciones.” Las relaciones son nuestro arte.
Para darles una muestra del trabajo relacional que hacen nuestros colegas alrededor de todo el país y el mundo, los graduandos hoy son de siete estados de Estados Unidos y Trinidad y Tobago. Y estamos creciendo y trabajando en campos como la educación pública, la justicia penal, el bienestar infantil, educación abierta, etc.
Lo que trajo a cada uno de nosotros a este camino es tan único como las 12 personas aquí sentadas, pero tenemos en común el deseo de:
- «Desafiar y estirar nuestro pensamiento convencional” Janine
- “Rendir cuentas ante las necesidades de las comunidades” Dawn
- “Una pasión por la reparación relacional” Tracy
- “Un destino”. Lynn
¿Qué me trajo a mí aquí? Yo vine persiguiendo la justicia.
Vine a aliarme con jóvenes que quieren más compasión para los y las estudiantes que la que no ofrecen las políticas de tolerancia cero en las escuelas públicas, deseando un espacio para ellos en los que puedan cometer errores sin sufrir el golpe de un sistema disciplinario que no perdona y que trata de animar el cambio conductual a través del aislamiento, la negación de las relaciones, la negación de la comunidad. Vine al IIRP deseando hacer un cambio para la juventud individual que es incomprendida, negada de empatía y cuyos errores a menudo se confunden con su carácter.
Pero me di cuenta de que la justicia es relacional. No existe en bases individuales, sino en sistemas de relaciones, en comunidad. La injusticia se manifiesta en la comunidad y por tanto debe lucharse contra ella como comunidad.
Este trabajo es más importante ahora que nunca, en un tiempo en el que las relaciones están siendo socavadas por una renovada política del miedo. Cuando Trump repliega la protección para inmigrantes, mujeres y personas trans. Cuando protege a supremacistas blancos y anima la brutalidad policiaca. Solo hay una respuesta a este esfuerzo de “divide y vencerás”. Debemos construir relaciones y expandir nuestra comunidad.
Lo que las Prácticas Restaurativas entienden bien es este compromiso de poner las relaciones en el centro de todo.
En palabras de mis colegas:
Las Prácticas Restaurativas tienen el poder de:
- “Asistirnos para poder ver la humanidad nuestra en la del otro.”
- “Hacernos responsables de la mejor versión que podamos ser.”
- “Traer sanidad a un mundo herido.”
- “Romper las barreras y sanar las relaciones.”
Mi desafío para todos nosotros: debemos conocer a nuestros vecinos otra vez, especialmente a los que no se ven como nosotros. Debemos desafiar nuestros supuestos enterrados en nuestro interior, esos sesgos implícitos que nos han convencido de que no vale la pena relacionarse con ciertas personas. Debemos entender los sistemas de opresión entretejidos en la concepción de este país y que aún se manifiestan hoy. No, la bandera nunca fue para la justicia y libertad para todos. Todos deberíamos estar de rodillas.
- Mi desafío al IIRP es tomar con seriedad el rol de la opresión sistémica en el resquebrajamiento de las relaciones. No enseñar esto de forma explícita a nuestros estudiantes es fallarles y socava el poder de las Prácticas Restaurativas.
Las Prácticas Restaurativas nos recuerdan de lo mejor que hay en nosotros. Nos recuerdan que somos humanos y que quienes nos rodean, a quienes hemos sido enseñados a temer, son humanos también. Ser humano es ser falible y vulnerable. Somos simultáneamente frágiles y resilientes. Nos necesitamos unos a otros. La comunidad es el antídoto al odio y al miedo.
Cuando perdemos nuestro camino y nos sentimos impotentes de hacer nada, todo lo que necesitamos recordar es como tender la mano y conectarnos unos con otros. Es este trabajo el que salvará al mundo.
Gracias.