Por Gina Abrams, Ph. D.
¿Qué es salud comunitaria?
La salud comunitaria se basa tanto en la ciencia de salud pública como en estrategias basadas en la evidencia para optimizar la salud y bienestar de todas las personas que viven, trabajan o están activas de otras formas en una comunidad definida (Goodman, Bunnell & Posner, 2014).
Existen características distintivas de la salud comunitaria, las cuales incluyen el involucramiento de miembros de la comunidad así como colaboración multisectorial. Individuos, grupos y organizaciones trabajan en conjunto para abordar asuntos de salud, tomando en cuenta factores sociales y culturales relevantes para la comunidad.
¿Cómo se relacionan las prácticas restaurativas con la salud comunitaria?
Las prácticas restaurativas fortalecen las relaciones entre individuos así como las conexiones intercomunitarias. Las prácticas restaurativas también pueden ayudar a mejorar la eficacia personal y colectiva. Estos resultados positivos influyen en un mayor sentido de comunidad. Las personas con fuerte sentido comunitario tienen más probabilidades de actuar de maneras saludables y de trabajar con otras personas para promover el bienestar de todos.
Factores relacionados con este sentido de comunidad – y en el que las prácticas restaurativas pueden aportar – incluyen la satisfacción de necesidades, el sentido de pertenencia y relaciones interpersonales; la sensación de que uno importa (tiene “influencia”) y una conexión emocional compartida (McMillan & Chavis, 1986).
La salud comunitaria reconoce estas características entre un número de “determinantes sociales de salud”, que afecta a un rango amplio de riesgos de salud y sus consecuencias. Los determinantes sociales de la salud constituyen las condiciones de los lugares en los que las personas viven, aprenden, trabajan y juegan e incluyen el contexto social y comunitario; la educación, la salud y el cuidado de la salud; la convivencia en barrios y ambientes construidos y la estabilidad económica (Figura 1).

Figura 1
Más específicamente, las prácticas restaurativas fortalecen el contexto social y comunitario, el cual incluye normas sociales, patrones, creencias y procesos que influyen en la vida de una persona o comunidad.
¿Cómo pueden las prácticas restaurativas mejorar los determinantes sociales de la salud?

Figura 2
Las prácticas restaurativas pueden ayudar a las comunidades a florecer. Los aspectos proactivos de las prácticas restaurativas se enfocan en construir comunidad de previo a que un problema surja, en lugar de meramente reaccionar cuando el problema ocurrió. Este es un enfoque de prevención importante para mejorar los determinantes sociales en una comunidad.
Cuando las prácticas restaurativas se utilizan como una estrategia universal de prevención para todos los miembros de una comunidad – independientemente de otros factores de riesgo específicos que puedan o no existir – las prácticas restaurativas pueden ayudar a crear las condiciones sociales para que las personas estén más saludables y tengan mayor bienestar (Figura 2).
El modelo social-ecológico puede ser una guía útil para mejorar la salud comunitaria y el bienestar a través de las prácticas restaurativas. Este modelo describe cómo la salud está conformada por muchos niveles interrelacionados e interdependientes de influencia, incluyendo características individuales y conductas, relaciones interpersonales y el ambiente (organizacional, comunitario y de política pública) (McLeroy, Bibeau, Steckler & Glanz, 1988). La idea de que las personas son influenciadas por sus ambientes es consistente con el objetivo proactivo de las prácticas restaurativas – construir un ambiente comunitario fuerte en el que las personas puedan florecer.
Este modelo ofrece un lente útil a través del cual podemos identificar factores que se incluyen en la conducta relacional y prosocial de la comunidad. Una combinación de esfuerzos basados en prácticas restaurativas – trabajando juntos a través de todos los niveles del modelo socio-ecológico – puede ofrecer una estructura para los esfuerzos individuales y colaborativos de ser exitosos y sostenibles (Figura 3).

Figura 3
Referencias
Abrams, G. B., Hebling, M. J. & Smull, E. (2018, October). Proactive restorative practices: Creating the conditions for individuals and communities to flourish. Paper presented at Strengthening the Spirit of Community, IIRP World Conference, Detroit, MI.
Goodman, R. A., Bunnell, R., & Posner, S. F. (2014). What is “community health”? Examining the meaning of an evolving field in public health. Preventive Medicine, 67, S58-S61.
McLeroy, K. R., Bibeau, D., Steckler, A., & Glanz, K. (1988). An ecological perspective on health promotion programs. Health Education & Behavior, 15(4), 351-377. https://doi.org/10.1177%2F109019818801500401
McMillan, D. W., & Chavis, D. M. (1986). Sense of community: A definition and theory. Journal of Community Psychology, 14(1), 6–23. https://doi.org/10.1002/1520-6629(198601)14:1%3C6::AID-JCOP2290140103%3E3.0.CO;2-I
Office for Disease Prevention and Health Promotion (2020, April 2). Social determinants of health. https://www.healthypeople.gov/2020/topics-objectives/topic/social-determinants-of-health