Por Claire de Mézerville López
(Para este blog, uso las ilustraciones de mi hijo David de 7 años, con su permiso).
Nada como una pandemia para devolvernos la humildad y reconocer lo poco que podemos controlar. El mundo se unió en un solo evento que se extendió indiscriminadamente: el coronavirus. ¿Cómo asimilar desde lo restaurativo una situación que nos obliga al aislamiento y a la incertidumbre?
Ahora más que nunca es necesario que podamos desarrollar un sentido comunitario de responsabilidad, compasión y valentía. No es fácil en medio de una situación en la que hay ansiedad, aislamiento e inseguridad emocional y material. «¿Podré alimentar a mi familia si me quedo en casa?» «¿Me enfermaré al salir cada día a ese trabajo al que no puedo faltar?» «¿Mi país logrará contener esta situación para nosotros?» «¿Cómo nos van a afectar los comportamientos de las personas que no toman esto en serio?» «¿Tendré trabajo en un mes?» «¿Mi situación de desempleo se volverá aún más desesperanzada?» «¿Cómo podré cuidar y recibir cuido de mis seres queridos?»